Curiosidades sobre la ira

La ira es una emoción frecuentemente incomprendida. Es común creer que la ira es destructiva o que es el resultado de una mala actitud, pero la verdad es más complicada que eso. La ira no solo es humana, sino que también es una función necesaria. Cuando se gestiona correctamente, incluso puede producir algunos resultados positivos. Aceptar que la ira es parte de la vida y conocer su verdadera naturaleza es clave para utilizar esta emoción inevitable de manera efectiva.

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El lado bueno de la ira

Aunque no muchos se atreverían a decir que la emoción en cuestión tiene aspectos positivos, lo cierto es que así es. Sin ir muy lejos, a veces solo una buena dosis de rabia impulsa a algunas personas a reclamar los derechos que les corresponden. De otro modo, permanecerían pasivos y tendrían que seguir las imposiciones de otros.

La agresividad también es positiva, por ejemplo, en una contienda deportiva. Suele ser un factor que motiva y lleva a que se haga más esfuerzo físico. De otro lado, los investigadores Heather Lench y Linda Levine hicieron un interesante estudio que incluía el efecto del enojo en la creatividad.

Estos científicos le pidieron a un grupo de personas que resolvieran una serie de acertijos complejos. Tras intentarlo, muchos fracasaron. Quienes sintieron tristeza por esto, dejaron de probar. Los más optimistas, lo hicieron a un lado. En cambio, quienes sintieron ira siguieron intentándolo, una y otra vez, hasta que lograron avanzar y solucionar más acertijos. Esto permitió verificar que esta emoción también es un motor muy positivo para el logro.

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La ira nos daña a nosotros mismos

Uno de los aspectos más desconcertantes de la ira es que pretende dañar a otro, pero termina haciéndonos daño a nosotros mismos de diversas maneras. Así nos lo recuerda Florence Scovel en una de sus frases: “La ira altera la visión , envenena la sangre: es la causa de enfermedades y de decisiones que conducen al desastre”.

Algo similar plantea Mark Twain cuando afirma: “La rabia es un ácido que puede hacer más daño en el recipiente en el que se almacena que en cualquier otra cosa en que se vierte”. La ira quema a quien la siente. Daña sus pensamientos y sus emociones. Descargarla sobre otro puede que lo afecte, pero en mayor medida nos afectará a nosotros mismos.

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