Los Peligros de Padecer Apnea del Sueño

Cuando una persona no puede dormir bien sufre trastornos de resistencia de insulina, somnolencia diurna, impide la capacidad de concentración, es decir, pérdida de la memoria, disfunción eréctil, así como los problemas cardiorespiratorios.

Ha sido comprobado que las alteraciones producidas durante el sueño pueden desencadenar o exacerbar enfermedades clínicas o psiquiátricas subyacentes, por lo que la Comunidad Médica ha decidido prestar especial atención a aquellos pacientes que presenten algún signo de sueño no reparador.

Al respecto en #CincoDias dialogamos con el Doctor Daniel Pérez Chada, Director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral y Presidente de la Fundación Argentina del Sueño​ “existe la medicina del sueño que se ocupa justamente de estudiar las alteraciones durante el descanso, ya sea en personas que no tienen enfermedades ligadas al sueño, como aquellas que si las tienen”.

“Nuestra tarea es detectar factores de riesgo, confirmar el diagnóstico con técnicas de precisión y determinar el tratamiento adecuado a seguir para la resolución del problema” agrega.

Pérez Chada, quien además es Jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral Profesor Adjunto de Medicina de la Universidad Austral, refiere que “en el modelo social en el que vivimos existen muchas personas que sin tener una enfermedad del sueño, presentan un reclamo de escasa cantidad de horas de descanso nocturno, de cansancio durante el día, de fatiga, de irritabilidad, de menor rendimiento intelectual y por ende menor calidad de vida” en este sentido sostiene que “esto es consecuencia de diferentes factores, como prolongar exageradamente la duración del día en la recreación o en el trabajo, llevarse dispositivos electrónicos a la cama a la hora de dormir, lo que conlleva a la disminución de las horas de sueños”.

Dr. Daniel Pérez Chada, Director de la Clínica del Sueño

Por otro lado, en paralelo a la situación de estos pacientes que no padecen enfermedad, se encuentran aquellos que sufren enfermedades ligadas al sueño, el especialista determina que “existen algunas más prevalentes y otras que no lo son tanto” y expande “la primera que aparece en este rango es el insomnio”.

Respecto a este trastorno, Pérez Chada, hace dos salvedades de sus consecuencias “Una posibilidad es padecerlo por causas medicas, como enfermedades metabólicas y hormonales, neurológicas, reumatológicas, digestivas, cardiovasculares y todas aquellas que pueden interrumpir el sueño por dolor –fibromialgia, cefaleas, etc- o urológicas por la necesidad urgente de micción –infecciones, próstata, renales. También hay que considerar el embarazo y la menopausia. Aquí también podemos mencionar las enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión, esquizofrenia, etc)” explica y continua “aunque existen causas externas que pueden derivar en insomnio, en esta línea podemos mencionar factores ambientales que influyen de modo negativo sobre el sueño: (malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y medicamentos, trabajos por turnos o viajes frecuentes transoceánicos, etc)”.

El doctor añade que “Con independencia de la causa que origina el insomnio, este puede ser Crónico, si se prolonga más allá de seis meses, pudiendo durar años o transitorio, si se produce durante un corto periodo de tiempo de duración menor a un mes”.

Otras de las enfermedades prevalentes que alteran el normal descanso de las personas es el síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS), que “ocurre cuando la respiración se detiene mientras usted está dormido. Esto ocurre porque las vías respiratorias se han estrechado o bloqueado parcialmente” detalla el entrevistado.

“Sucede que cuando uno, todos los músculos del cuerpo se relajan más. Esto incluye los músculos que ayudan a mantener la garganta abierta para que el aire pueda fluir hacia los pulmones. Normalmente, la garganta permanece lo suficientemente abierta durante el sueño para permitir el paso del aire. Algunas personas tienen una garganta más estrecha. Cuando los músculos en la parte superior de la garganta se relajan durante el sueño, los tejidos se cierran y bloquean la vía respiratoria. Esta detención de la respiración se denomina apnea” analiza el profesional.

 

“El ronquido fuerte es un síntoma de aviso de apnea. El ronquido es causado por el aire que se escurre a través de la vía respiratoria estrecha o bloqueada. Aunque no todas las personas que roncan sufren apnea del sueño” y agrega que “Otros factores también pueden incrementar el riesgo es:

  • Un maxilar inferior que es corto en comparación con el maxilar superior
  • Ciertas formas del techo de la boca (paladar) o la vía respiratoria que provocan que esta última colapse más fácilmente
  • Cuello o collarín grande, 17 pulgadas (43 cm) o más en los hombres y 16 pulgadas (41 cm) o más en las mujeres
  • Lengua grande que puede retraerse y bloquear la vía respiratoria
  • Obesidad
  • Amígdalas y adenoides grandes que pueden bloquear las vías respiratorias”.

El Doctor, quien además fue Residente y Jefe de Residentes de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Italiano de Buenos Aires y Becario Externo de la Universidad de Buenos Aires, en el Nuffield Department of Anaesthetics, de la Universidad de Oxford, Inglaterra, explica que “Las pausas, producidas en las AOS, pueden durar entre unos pocos segundos y en casos graves más de un  minuto. A menudo ocurren entre 5 y 30 veces o más por hora. Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta”.

“Casi siempre la apnea del sueño es un problema crónico (constante) de salud que altera el sueño. La persona pasa de un sueño profundo a un sueño liviano cuando hay una pausa en la respiración o cuando la respiración se vuelve superficial” afirma.

Por esta razón, el sueño es de mala calidad y se siente cansancio durante el día. La apnea del sueño es una de las principales razones por las cuales una persona puede sentir mucho sueño durante el día.

Como cada pausa respiratoria termina con un muy breve despertar del cerebro, que se repite muchísimas veces por noche y a lo largo de mucho tiempo, el sueño se hace fragmentado e insuficiente.

“La consecuencia  es que al día siguiente los pacientes se sienten dormidos, cansados, con una gran dificultad para concentrarse y pensar,  a veces con dolores de cabeza y embotamiento y de mal humor” refiere Pérez Chada.

“Es habitual que estas personas se queden dormidas muy fácilmente ante distintas situaciones tales como leyendo un libro, mirando la TV, en una sala de espera, viajando en un medio de transporte, después de comer en la mesa o incluso hablando con alguien o conduciendo un aun al detenerse en un semáforo” sostiene y sentencia “tal vez la más peligrosa asociación entre apneas del sueño y la salud es su impacto en el aparato cardiovascular”.

Estadísticas de la National Sleep Foundation indican que el número de horas diarias de sueño ha caído un 25% desde 1960 a la fecha, es decir que dormimos 2 horas menos que hace 40 años. No es casual acaso que la AOS sea considerada una de las causas más frecuentes en accidentes viales.

En este aspecto, Pérez Chada, refiere que “los conductores con apnea de sueño tienen con frecuencia episodios de sueño al volante y más de un 30% reconoce haberse quedado dormido en alguna ocasión; sin embargo, muchos de estos pacientes son incapaces de reconocer los síntomas precoces del sueño”.

“Los pacientes que sufren esta patología presentan entre 7 y 10 veces más riesgo de tener un accidente de tráfico que la población general y están más expuestos a presentar accidentes laborales y domésticos” añade y analiza que “este deterioro no lo explica sólo la somnolencia, sino que también puede ser originado por el  descenso del oxígeno durante la noche”.

Los accidentes asociados a la somnolencia con frecuencia son más graves, ya que suelen suceder a más velocidad y hay una mayor proporción de choques frontales; se producen en mayor medida en la madrugada y en las primeras horas de la tarde, lo que se explica por la tendencia normal del sueño nocturno.

La frecuencia de este trastorno, su asociación con los accidentes de tráfico, especialmente con los accidentes graves y el hecho de que sea posible prevenirlos, hace que  la detección precoz de esta enfermedad sea muy importante.

Respecto a cómo es el tratamiento de las Apneas de Sueño, el Doctor explica que “en algunos casos cambios simples del estilo de vida,  durmiendo de costado, evitando el alcohol y los sedantes o disminuyendo de peso pueden mejorar al paciente”.

Otros casos pueden requerir de aparatos o prótesis bucales especialmente diseñadas  para tratar este problema o de cirugía correctiva simple (amígdalas, tabique, y otras).

Sin embargo la forma de tratamiento más efectiva y utilizada para este trastorno cuando son moderadas y severas, es “el uso de una máscara nasal conectada  a un aparato que manda aire a presión” refiere el especialista.

Este sistema de tratamiento conocido como CPAP (por sus siglas en inglés: Presión Positiva de Aire Continua) provee “aire a presión a través de una máscara que se coloca en la nariz  unida mediante una tubuladura a un pequeño compresor que impide que se cierre la vía aérea mientras la persona duerme” confirma Pérez Chada, “la presión necesaria para  corregir las apneas es individual para cada paciente y por lo tanto deberá ser regulada en cada caso”.

“Afortunadamente, la mayoría de los síntomas de esta enfermedad son rápidamente reversibles mediante el uso de  CPAP  durante las horas de sueño” confiesa.

Es un método incruento, no invasivo y en la actualidad es utilizado con excelentes resultados en todo el mundo. Este tratamiento produce la eliminación inmediata de los ronquidos y las apneas, restableciendo la normal  entrada y salida del aire y asegurando la normalización del oxígeno en la sangre, la estabilización de la frecuencia cardíaca y la estabilización del sueño.

“Con ello el paciente logra un sueño reparador y desaparece la somnolencia diurna con sus graves consecuencias para la calidad de vida  y  la salud cardiovascular” sentencia Pérez Chada.

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