Comparte vivienda junto a las familias de sus dos tíos, en total fueron 12 las personas que se testearon y todos dieron positivo. Su mamá junto a sus tías y sus primas fueron alojadas en otro hotel, en tanto él junto a su papá y sus dos tíos fueron alojados en el hotel Deco Recoleta.
Chechu, como le dice su tío Enrique, es fanático de River, lo primero que mencionó de su estadia en el hotel es:” la comida acá es perfecta pero lo que más me gusta es la cama”, se ríe. “Al principio, cuando me dijeron que tenía covid, me asuste un poco, pero yo me siento bien, no tengo nada”.
Cuando tiene que hablar de sus pasatiempos en el hotel dice, “por suerte acá tenemos dos teles así que puedo ver lo que a mi me gusta, yo veo la familia Ingals y Gravity Falls, jugamos a las cartas y esas cosas”. Al momento de hablar de la escuela hizo una pausa, casi como si su maestra lo escuchara y relata en voz baja “ acá en el hotel no hice nada de la escuela”.
Al ser consultado por cuál va a ser la primera actividad haga ni bien llegue a su casa responde “ jugar al fútbol, es lo primero que quiero hacer”.
Iara y Demian se disputan la palabra. “Hoy comimos tarta”, dice Demián. “Sí, de jamón y queso”, completa Iara. “Ayer comimos ravioles y anteayer milanesas con puré de papas”, informa Demián. “Y, de postre, hoy mandarina y ayer manzana. Nos gusta la comida de acá”, agrega Iara. Detrás de ellos, se ve asomarse intermitentemente la cabeza de Yamal. Dando saltos gigantes quiere sumarse a la escena.
“Cuando nos dijeron que veníamos todos juntos pensé: << Dios mío- Lo que le espera al de al lado>>. A veces son las 12 de la noche o la una de la mañana y ellos siguen levantados. De alguna forma tienen que gastar energía porque sino no se duermen más”, explica Camila.
Camila mueve el telefóno y hace un paneo para mostrar la habitación. Es muy grande, hay 4 camas simples y una matrimonial. Tiene ventanas que dan a la calle. Una televisión, un placard y un pasillo lleva al baño y a la puerta de entrada. “Cuando tocan a la puerta, tenemos que esperar a que se vaya el personal. Recién entonces retiramos la comida o, por ejemplo, un medicamento para el dolor de cabeza o por si te sentís mal”, narra.
Demián cuenta que estos días juegan entre los tres, miran tele y arman un rompecabezas que un amigo de sus papás les alcanzó al hotel. “Lo armé como 8 veces ya. Me lo sé de memoria”, declara. Yamal toma una pieza celeste del piso y la acerca a la cámara. Iara, la mayor de los tres, toma la caja del rompecabezas y, mientras señala, describe: “Acá está el caballero con el caballo y la princesa con todos los animales, y atrás se ve el castillo”.
A ella no le gustan mucho ese tipo de juegos. “A mí me gustan las muñecas. Y extraño jugar con mi mejor amiga del colegio que se llama Nerea. También me gusta pintar y hacer pulseras. Antes, cuando me regalaron las cosas para hacer pulseras, yo hacía pulseras para todos. No tengo para mostrarte ahora porque para dormir me las saco porque sino te lastiman”, afirma.
Yamal se acerca sonriendo y muestra un muñeco negro. “El muñeco del hombre <<maraña>>”, lo presenta a cámara y sale corriendo. Iara no tarda en cumplir su deber de hermana mayor: “Hombre <<araña>>”.
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