Un Día como Hoy se jugaba la polémica «final» entre Vélez y el Huracán de Cappa

Fue un 5 de julio de 2009 y quedó grabado en la memoria de todos los hinchas del futbol.  Última fecha del Clausura y se enfrentan el elenco de Parque Patricios, con su “Tiki-Tiki”, contra el Vélez del “Tigre” Gareca, ambos con chances de ser campeón.

Huracán le bastaba con el 0-0, para gritar después de 36 años; Vélez necesitaba ganar sí o sí para sumar otra corona.

En la fecha previa, el Globo vapuleaba 3-0 a Arsenal con goles de Mario Bolatti, Patricio Toranzo y Matías Defederico. Al unísono en el Sur, Lanús se bajaba definitivamente de la lucha por el título al igualar con Vélez, que le cedía la punta del campeonato a un Globo al que recibiría en la última jornada.

El equipo dirigido por Ángel Cappa, sin grandes nombres pero con jóvenes que se potenciaron y explotaron en ese certamen, desplegó un fútbol vistoso que lo puso en boca de todos. Sin embargo, no tomó la punta hasta la penúltima fecha. En cambio el Fortín y el Granate se habían repartido el liderazgo a lo largo de la competición, sin tanto brillo pero con una solidez que los convirtió en candidatos.

Fue un partido que lo tuvo todo: interrumpido por granizo, cuatro goles anulados, dos penales (uno sancionado y otro no), un expulsado y el tumulto final que desembocó en los festejos de un lado y la desazón del otro. La «final» de 2009 entre Vélez y Huracán tuvo todos los condimentos habidos y por haber.

A los 19 minutos de juego, el granizo que azotó a la Ciudad de Buenos Aires obligó a detener la acción. Muchos simpatizantes se refugiaron en las bocas de salida, al igual que los protagonistas. Los pedazos de hielo de considerable tamaño hicieron que el partido se frenara durante media hora.

Desde la otra banda, el otro juez de línea (Hernán Maidana) acertó en tres complejas: le anuló un gol a Vélez (por offside de López) y otro a Huracán (por posición adelantada de Nieto). Con el duelo todavía 0-0 Casas le invalidó otro tanto al Fortín porque la pelota había salido de los límites.

Pero el duelo quedó sentenciado, y para siempre, a siete  minutos del final: Larrivey, ex «quemero», fue a buscar la pelota al área y pareció cometerle infracción a un arquero del «Globo» que quedó tendido en el suelo dando muestras de dolor. Sin embargo, Brazenas dejó que continuara el juego y fue Maximiliano Moralez quien apareció casi debajo de la tierra para enviar la pelota al fondo del arco y desatar una locura descomunal en un José Amalfitani que jamás olvidaría esa tarde noche.

El desenlace tomó tintes bélicos. Moralez tenía amarilla y vio la roja por sacarse la camiseta en el festejo del gol. Cappa explotó en el banco de suplentes por la falta de pelotas para reanudar la acción y Brazenas adicionó 8 minutos que serían dramáticos.

El resto de la historia es conocida: Gareca le dio la sexta estrella a Vélez. El Huracán de Cappa quedó en la memoria por el gran futbol que desplegaba en la cancha y el árbitro del encuentro no volvió a dirigir oficialmente, algo llamativo y que jamás fue explicado por la AFA.

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