Las PyMES, el sector donde más castiga el coronavirus

El impacto que implica el COVID-19 en la economía es importante, en especial en las pymes, que muestran una sensible caída de ingresos, producto del freno que implicó las medidas tomadas por el Gobierno para evitar o aletargar en la línea del tiempo los contagios.

Desde la UIA, por ejemplo, remarcaron que son $300.000 millones mensuales lo que se paga en todos los sueldos del sector bancarizado en la Argentina, de los cuales $100.000 millones corresponden a pymes. “Dentro de este universo, hay empresas que están trabajando y empresas que están paradas”, aclaró un directivo de la entidad.

“La situación es muy compleja. La salud y la vida de los argentinos es la principal prioridad y debemos comprometernos todos en esta lucha. No obstante, también es importante preservar la salud del entramado productivo y económico. Dentro de pocos días los comercios tienen que pagar sueldos, estén abierto o no. Y alrededor del 70% están cerrados y afectan a casi 2,8 millones de asalariados que deben cobrar”, aseguró el secretario de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Mario Grinman.

Otro de los sectores afectados son las librerías, donde atraviesan la peor crisis de su historia, ya la pandemia del Coronavirus provocó una caída en las ventas del 70% respecto el mismo período del año pasado.

Datos de la Cámara Argentina del Libro, de la Cámara Argentina de Publicaciones, y de la Fundación El Libro, indican que entre 2015 y 2019 las librerías sufrieron pérdidas que rondan el 40% sobre su facturación, lo que también se representa el descenso en la cantidad de libros editados, lo que afecta a escritores y editoriales. Asimismo, ya han quebrado el 20% de las librerías independientes en todo el país pese al esfuerzo y creatividad de los libreros.

“No se nos escapa, que las medidas adoptadas son para proteger la salud de toda la sociedad, la cual hoy representa, junto a la mitigación del hambre, prioridades número uno de las políticas de estado. Pero la pandemia nos dio directo en el corazón, pues no solo nos encontró con mayores gastos, sino que la venta se derrumbó un 70% y no tenemos herramientas ni recursos para poder afrontarla” explica Daniel Iglesias, presidente de CAPLA.

En este sentido los libreros proponen que se exceptúen por un año los aportes patronales; que los fondos que brinda el estado a las bibliotecas sean para comprar en las librerías del barrio y no en grandes cadenas; que los alumnos tengan algún tipo de bono (como se hace en Alemania y Francia, entre otros países) para comprar sus libros en estos comercios; que los libreros puedan participar en el proceso directo de la compra del estado, esta última propuesta ya se realizó en Córdoba donde es importante el rol de control de precios y logística para la entrega a sus destinatarios finales.

Otro de los rubros atosigados son las Pizzerías, Casas de Empanadas y Actividades Afines. Por este motivo, APPYCE, la sociedad que los agrupa informó que “la actividad en muchos casos se encuentra paralizada, mientras que una pequeña porción de ella sigue en escaso funcionamiento mediante la modalidad del delivery, único canal de ventas habilitado por los decretos del Gobierno publicados a nivel nacional”.

Antonio Vázquez (Presidente de la APPYCE) manifestó que “es de destacar que esta modalidad de trabajo no logra cubrir las necesidades del sector, agudizándose en aquellos comercios que se encuentran en zonas de baja circulación ya que las oficinas, teatros, bancos y comercios en general están cerrados; lo cual de ningún modo permite sostener las estructuras de muchas de nuestros establecimientos.»

En un pedido unánime a las autoridades solicitan una “Prórroga y diferimiento de vencimientos impositivos, liberación de saldos a favor, cese de retenciones de impuestos nacionales y locales” al tiempo que reclaman “Ayuda estatal para el pago de las nóminas de sueldos mientras dure la emergencia sanitaria y todos ellos con carácter no remunerativo”.

Adhieren también al pedido realizado por la Cámara Argentina de Comercio (CAC), en el que se pregona por la posibilidad de obtener “Préstamos a tasa cero para impedir la ruptura de la cadena de pagos con nuestros proveedores y, a su vez, poder liquidar sueldos a los empleados”.

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