El grave estado de salud de Passarella: padece una enfermedad neurodegenerativa

Daniel Alberto Passarella supo ser el primer jugador argentino en levantar la tan anhelada Copa del Mundo durante la consagración de la Selección Argentina en 1978 y es el único futbolista argentino que fue dos veces campeón del mundo. Poco tiempo después, el gran capitán de aquel equipo que tuvo como gran figura a Mario Kempes regresó –con el trofeo en sus manos- a Chacabuco, su pueblo natal para disfrutar de tal logro con sus allegados.

Pasó por River, en Italia jugó para la Fiorentina e Inter y es el único sudamericano incluido entre los 10 mejores defensores de la historia, según la encuesta formulada por France Football. El «Kaiser», que comenzó su carrera como futbolista en Sarmiento de Junín, disputó a nivel de clubes 538 partidos con 153 goles, mientras que para Argentina jugó 70 veces y marcó 52 tantos, cifras muy altas por tratarse de un defensor.

En septiembre del año pasado, José «Pepo» Soto, su representante, había adelantado que el ex presidente del Millonario tenía serias intenciones de volver al ruedo y hasta confirmó que tuvo ofertas de «cuatro clubes» que buscaban entrenador. Sin embargo, dichas ofertas no solo no prosperaron sino que en las últimas horas trascendió que el histórico defensor transita un complejo e irreversible problema de salud a sus 69 años.

El ex director técnico padece una enfermedad neurodegenerativa similar al ELA que no sólo le causa secuelas físicas, sino que además le provoca, cada vez con más asiduidad, que no pueda ubicarse en el tiempo y en el espacio. «Ya no es más el Passarella que conocimos. Ahora es otro Daniel”, le confesó un amigo, que prefirió no revelar su identidad, a Olé. En su círculo íntimo están «shockeados» y algunos prefieren negarlo.

De acuerdo con el medio deportivo, «el Kaiser sufre hoy un proceso de deterioro cognitivo similar al que vivió su papá». «Sus íntimos aseguran que muy pocas veces sale solo de su casa y que sus únicas actividades en la actualidad son algunos paseos en su Mercedes Benz por las cercanías de la casa de Lomas de San Isidro pero con asistencia, ya que abruptamente puede olvidarse la dirección a la que iba o perder la orientación», detallaron.

A causa de su deterioro, no solo físico sino también mental, Passarella vive actualmente con su hijo Lucas en Chacabuco y aseguran que su hijo menor tiene en sus planes volver a Buenos Aires para estar más cerca de su padre en el día a día. Tal es es el avance de la enfermedad que «ya no sólo no podría dedicarse a la dirección técnica de un equipo de fútbol, sino que tampoco podría administrar los bienes de su propiedad».

Si bien los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa que comenzaron a alterar su vida desde hace tres años no son permanentes, son cada vez más frecuentes. «Daniel tuvo ofrecimientos y yo personalmente hablé con varios equipos de acá y del exterior, y hasta con dos seleccionados también. Pero tenemos que reunir varias cosas importantes para que él vuelva, aunque el deseo de entrenar otra vez está latente», había declarado José «Pepo» Soto el año pasado.

Su último contacto con el mundo del fútbol fue 2013, cuando fue presidente de River en el marco de un proceso complicado que terminó con la pérdida de categoría del equipo de Núñez por única vez en su historia. En su currículum como entrenador figura River al comienzo y al final de su carrera, junto a los seleccionados de Argentina y Uruguay y, en el exterior, los clubes Corinthians, de Brasil; Monterrey, de México y Parma, de Italia.

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