Informe Especial #10M: Una multitud pidió Justicia por un inolvidable Maradona

Una multitudinaria manifestación popular se llevó a cabo en el Obelisco, donde la marcha prevista se volvió concentración para pedir justicia por la muerte de Diego Armando Maradona ante la presencia inicial de su exesposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Gianina, que se retiraron anticipadamente ante la aglomeración que se generó a su alrededor.

Tal como sucedió en el velatorio en la Casa Rosada, la calle se inundó de gente de todas las edades y vistiendo camisetas de todos los clubes y un solo slogan “Justicia por Diego”.

A lo largo de varias horas, casi como lo hizo alguna vez para festejar la Copa del Mundo que el propio “Pelusa” conquistó en 1986, el obelisco congregó a una multitud que con cantos de chancha vitorearon por quien fuera el mejor jugador de futbol de todos los tiempos.

Entre los presentes estuvo también la expareja de Diego, Verónica Ojeda, junto al pequeño hijo de ambos, Diego Fernando, y su actual esposo, Mario Baudry.

«(Matías) Morla, (Víctor) Stinfale, (Leopoldo) Luque y (Rocío) Oliva” fueron siempre el blanco de los canticos de las fanáticos que ven en ellos parte de la responsabilidad que llevó a la muerte al “10”.

Siempre recordado en presente, los hinchas del fútbol revolearon banderas, casacas y aplausos para recordar a Maradona.

Dalma, Gianina y Claudia

Tal como había anticipado CincoDias las hijas de Diego y su primera esposa dijeron presente en la marcha pero acaso el instante fue efímero. Las tres llegaron vestidas con remeras que decían «Justicia por Dios», mientras avanzaban con una bandera que pedía «Condena social y judicial para los culpables».

Pero apenas arribaron al obelisco la muchedumbre, integrada entre tantos por las barras de varios clubes del ascenso como Almirante Brown, de San Justo o Los Andes, se agolpó en una marea humana imposible de controlar.

Visiblemente emocionadas tanto Claudia, Dalma y Gianinna, decidieron marcharse apenas un cuarto de hora después de llegar, alrededor de las 18.15, rumbo al Hotel Presidente, ubicado sobre Avenida Cerrito y que está destinado a la atención de pacientes de Covid-19, por lo que no entraron por su puerta principal sino por el estacionamiento, donde retiraron sus autos.

Mucha gente se quedó esperando la palabra de las tres mujeres que acompañaron siempre a Diego en los buenos, y también malos viejos tiempos, pero el objetivo estaba en parte cumplido.

Ahora será la Justicia, la de los jueces de los Tribunales y también de aquellos que idolatraron a Diego y recurrirán a la condena social para quienes, según señalan, fueron responsables de la muerte de Maradona en mayor o menor medida.

 

A medida que uno se alejaba del epicentro murmullos lejanos lo despedían. El «Maradooo… Maradooo….» se perdía en el silencio mismo al son de una atardecer que ponía más melancolía a una jornada intensa y de mucho sentimiento.  Hoy más que nunca, Diego estuvo presente. Como ese “Dios” que esta, aunque nadie le vea.

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