Macoco, el playboy argentino que inspiró la historia del Gran Gatsby

Descendiente de una de las familias más ricas de la América Hispana, considerado como el primer playboy y el que dio nombre a esa expresión, además de inspirar a Scott Fitzgerald para crear la figura del Gran Gatsby, Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, “Macoco”, fue un personaje famoso que supo vivir a lo grande.

Fue socio de Al Capone, Onassis y Howard Hughes, amante de Josephine Baker, Rita Hayworth, Dolores del Río y Ginger Rogers, enseñó a bailar el tango a Chaplin y, amigo de Scott Fitzgerald, inspiró “El Gran Gatsby”, fue conocido por Macoco y sus recuerdos son publicados en España por Roberto Alifano, escritor argentino que fue amanuense de Borges.

En Macoco, el primer playboy (Renacimiento, 2022) su compatriota, el escritor Roberto Alifano, recupera muchas de estas increíbles andanzas, fruto de una serie de entrevistas que mantuvo con el propio Macoco en los lejanos años 70. «Cuando empecé a escribir el libro pensé que tendría problemas con la familia, pero todo lo contrario: me hicieron una gran cena para celebrarlo», asegura a El Imparcial el autor, que este miércoles presenta su libro en la Casa de América de Madrid.

Gracias a una inmensa fortuna (su familia poseía el 10% de las tierras de la provincia de Buenos Aires) Macoco pudo dedicarse desde bien joven a lo que quiso. Su leyenda comenzó a forjarse en las carreras deportivas, en las que llegaría a conquistar el Grand Príx de Marsella en 1924, estableciendo un récord de velocidad a bordo de su flamante Sunbeam. Durante esos años, frecuentaba los locales más selectos de Buenos Aires, París o Londres. «Hacían cerrar los cabarés de Buenos Aires y se quedaban ellos con las mujeres, no permitían que entrara nadie; o iban a los restaurantes, generalmente regentados por ‘gallegos’, y rompían todo», recuerda Alifano. No obstante, siempre se les permitía volver porque terminaban pagando, y con creces, los platos rotos.

Precisamente en el célebre Maxim’s de París protagonizaría una de sus anécdotas más recordadas cuando, aburrido, decidió lanzar la manteca de su mesa a los prominentes senos de unas valquirias que decoraban el techo del establecimiento. Desde entonces en Argentina se popularizó la frase ‘tirar manteca al techo’ como sinónimo de dispendio. También se dice que, tras conocerlo, el dramaturgo Sacha Guitry exclamaría: «Il est riche comme un argentin«, «él es rico como un argentino», lo que ofrece una buena medida de su derrochador modus vivendi.

Roberto Alifano durante la entrevista. | Foto: Juan Pablo Tejedor

Roberto Alifano durante la entrevista. | Foto: Juan Pablo Tejedor

Pero fue poco más tarde, una vez abandonó los circuitos, cuando este Casanova porteño comenzaría su pródigo tour de force. Con Capone montó el cabaré más famoso del planeta, el Morocco, por el que cada día desfilaban los rostros más conocidos de Hollywood y Broadway. Después, se asociaría con el excéntrico Howard Hughes, el hombre más rico del mundo en aquella época, para armar una productora que buscaba ‘talentosas’ actrices. Sin embargo, Macoco nunca soportó al magnate, al que acusaba de «mearse en las manos» para matar las bacterias. Tan afamadas eran sus fiestas que el escritor Scott Fitzgerald se habría inspirado en él para crear al icónico Gran Gatsby. «La ambición de todos los periodistas en aquella época era llegar a Hollywood para trabajar como guionistas. Macoco, que conocía a Fitzgerald del Morocco y acababa de comprar una residencia en Beverly Hills, le ofreció instalarse en la casita de invitados de su jardín. Y eso es lo que sale en la película de El Gran Gatsby«, señala Alifano.

Si por algo destacó Macoco, además de sus espléndidas celebraciones, fue por su inabarcable lista de conquistas amorosas, con nombres tan ilustres como los de Rita Hayworth, Claudette ColbertGreta GarboDolores del Río o Ginger Rogers. A esta última fue capaz incluso de convencerla, a petición de Perón, para que viajase hasta Buenos Aires y los presentara. En vista del éxito, el presidente argentino trató de repetir la jugada y le pidió que le llevase a Brigitte Bardot, pero fracasó. «Era un playboy jubilado».

Alifano llegó a juntar a Macoco con su maestro, Jorge Luis Borges, y en seguida detectó «admiración mutua». «Borges lo admiraba porque había sido cronista de cine y tener enfrente a alguien que había sido amante de esas mujeres era un deslumbramiento. Y para Macoco también porque tenía pretensiones de escritor, aunque no las llegó a consumar nunca».

Cumpliendo con la famosa cita de William Blake puede afirmarse que este «artista de la existencia», que vivió 100 vidas en una, terminó sus días «sabio» tras tanto exceso, pero mucho más pobre. «Odiaba a los viejos verdes y le parecía que la vida tenía etapas. El seductor y el dueño de esa vida licenciosa se convirtió en otra cosa: en un lector, en un evocador de tiempos pasados…». Macoco fue rico “como un argentino”, pero la fiesta duró lo que duró la plata.

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