Mark Chapman revela que asesinó a John Lennon porque «quería ser alguien»

El 8 de diciembre de 1980 fue una fecha que marcó la historia, siendo éste el último día de vida de John Lennon que murió asesinado en Nueva York por Mark Chapman, un desquiciado que era un fan del exintegrante de Los Beatles.

La noticia corrió de inmediato por todo el mundo e invadió de tristeza a millones de seguidores del músico.

A poco más de 42 años de aquel hecho, Mark Chapman confesó recientemente que los motivos del homicidio estuvieron impulsados porque «quería ser alguien y nada lo detendría».

Éste y otros dichos tuvieron lugar en sus últimas declaraciones frente a la junta de libertad condicional, donde agregó que tenía un «desprecio egoísta por la vida humana de consecuencia global», según reporta NME.

«Sabía lo que estaba haciendo y sabía que era malo. Sabía que estaba mal, pero quería tanto la fama que estaba dispuesto a darlo todo y quitar una vida humana. No voy a culpar a nada más ni a nadie más por traerme aquí. Esto era maldad en mi corazón. Quería ser alguien y nada iba a detener eso», continuó Chapman, justificando que matar a Lennon fue «su gran respuesta a todo»: «Ya no iba a ser un don nadie».

Mark Chapman, que fue condenado a cadena perpetua, desde el año 2000 que viene pidiendo su libertad condicional. Lo asiste el derecho de hacer esa solicitud y en la que argumenta el porqué de ese pedido. Lo puede hacer cada dos años y sistemáticamente la Junta de Libertad Condicional del Estado de Nueva York le rechaza la solicitud.

El último pedido fue en septiembre y fue la duodécima vez que Chapman solicitó la libertad condicional, sin embargo deberá seguir encerrado en la prisión de alta seguridad de Wende, donde cumple la condena y es reconocido como un preso que no causa problemas y de buena reputación interna.

El homicidio de Lennon a manos de Chapman tuvo lugar el 8 de diciembre de 1980 cuando el cantante y su esposa, la artista japonesa Yoko Ono, regresaban a su apartamento en la ciudad de Nueva York.

Chapman luego permaneció en el lugar hasta que llegó la Policía y automáticamente se declaró culpable de asesinato en segundo grado. Fue condenado a cumplir una pena de prisión de veinte años a cadena perpetua y su próxima oportunidad de apelar será recién en 2024.

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