Ecoansiedad: ¿Una nueva patología mental?
Ecoansiedad es la condición de ciertas personas que sienten un temor constante a un cataclismo ambiental debido a la acción humana sobre el clima y la naturaleza. La OMS ya la reconoce como uno de los temas a atender de la crisis
climática. Generalmente afecta a los más jóvenes.
La acción humana sobre el medio ambiente genera consecuencias físicas y también mentales. Muchas personas se ven afectadas por una gran preocupación y temes que algo trágico suceda.
Este término es relativamente nuevo -sus primeras apariciones fueron a finales de la
década de 1990- y cobró más notoriedad durante la pandemia. Pero se relaciona con otro
concepto más antiguo, el de solastalgia, que fue acuñado por el filósofo australiano Glenn
Albrecht.
La palabra define el conjunto de trastornos psicológicos que se presentan en una población
nativa tras cambios destructivos en su territorio, ya sea como resultado de las actividades
humanas o del clima.
La llamada ecoansiedad, por ahora, no es considerada como una enfermedad por la
Asociación Estadounidense de Psicología (APA), pero la entidad reconoce que el cuadro
derivado de la «preocupación por el propio futuro y el de las próximas generaciones» está en
ascenso.
¿Cuáles son sus síntomas?
Son similares a las respuestas orgánicas frente a la ansiedad, es decir,
taquicardia, sensación de ahogo y dificultad para respirar. A la vez, se manifiesta en
pensamientos y rumiaciones, acompañada de la lectura compulsiva de noticias sobre la
crisis climática y la necesidad constante de hablar del tema, lo que puede repercutir en la
funcionalidad y el bienestar emocional de quienes la presentan.
La bióloga Irene Wais, profesora universitaria de grado y posgrado en la Facultad de
Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), advirtió desde hace un tiempo
el fenómeno en sus alumnos.
«Ya me venían preguntando…’profe, ¿qué va a pasar con la falta de agua?’. Al principio lo
tomé como la inquietud de unos pocos. Pero cuando comenté que más del 70% de nuestra
población vive en la llamada ‘caña de la bota’ que va del norte de Santa Fe hasta la zona
del Gran La Plata y de sus recursos hídricos yo lo tomé como un tema más de clase sin
darme cuenta de que les daba elementos para que sus cabezas rumiaran.»
Wais, que es también ecóloga por la Oregon State University y Posgrado Internacional en
Evaluación de Impactos Ambientales por la Universidad Nacional de México, conversó con
psicólogos, preocupada por si las lecciones podían ocasionar algún tipo de daño a los
estudiantes.
«Ellos me dijeron que no, que en realidad los jóvenes deben saber que hay que salir a la
acción y exigir que las generaciones que los preceden resuelvan problemas por y para el
planeta que les toca habitar», contó.
En este marco Wais coincidió en que el concepto de ecoansiedad tomó protagonismo durante la pandemia
porque los jóvenes estaban mucho en sus casas y tenían más tiempo para pensar en las
consecuencias del cambio climático.
A su vez, la bióloga indicó que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por
sus siglas en inglés), «no tiene duda de que se viene una crisis ambiental, pero lo que debe
hacerse es correrla lo más adelante en el tiempo posible».
Aunque no hay datos sobre la cantidad de personas que sufren ecoansiedad, expertos
coinciden en que a medida que crecen los problemas relacionados con el clima, también
aumentará la cantidad de personas que la experimentan.
¿Es una patología?
Si bien aún la ansiedad ecológica no se considera una enfermedad, Wais aclara que los
especialistas ya la están abordando como un síndrome, porque es un conjunto de signos
(que ve el profesional) y de síntomas (que el paciente refiere).
«Los psicólogos la trabajan con las herramientas para la ansiedad, pero la ecoansiedad
tiene características peculiares. Por ejemplo, si una persona tiene una crisis de ansiedad
por fobia a los gatos, se supone que ese temor es irracional (siempre y cuando el animal
sea doméstico y tenga las uñas cortas). La diferencia es que detrás de la ecoansiedad hay
un temor racional, a causa de fenómenos reales que efectivamente ocurren, que ya son
visibles y dignos de preocupación», indicó.
¿Cómo ayudar a las personas que tiene ecoansiedad?
Una buena estrategia para combatir la ecoansiedad es motivar a las personas que sientes ecoansiedad que pasen a la acción, no sólo al contribuir con las conductas que ayudan al planeta como reciclar, ahorrar agua y energía,
sino también comprar productos provenientes de empresas de triple impacto, que en inglés
son conocidas como «las tres P» por profit (ganancia), planet (planeta) y people (gente).
Pero también vale reclamar para que quienes hoy están a cargo de las decisiones que
tomen conciencia.
«Muchos adultos parecen no darse cuenta de que se debe cuidar al planeta por una
cuestión de supervivencia humana y que tenemos que pensar qué va a pasar antes del
2.100 para asegurárnosla. Es lógico que los jóvenes se preocupen, pero por suerte, hoy se
los escucha y comienzan a crecer los espacios de contención», cerró.