Mortal Kombat cumple 30 años: la historia de la franquicia de peleas más sangrienta

Un stick arcade y cinco botones, cuatro de los cuales servían para destruir de la manera más explícita y visceral a tus enemigos. Regar el suelo con la sangre de tus rivales resulta tan sencillo como asombroso en el Mortal Kombat original. En cierto modo, casi te acabas acostumbrando a ello. Lo de descuartizarlos, reducirlos a un puñado de huesos o hacerlos explotar ejecutando la secuencia adecuada es otra cosa.

El 8 de octubre de 1992, en pleno boom por los juegos de lucha arcade, Midway decidió plantarle cara al fenómeno de Street Fighter II con una alternativa absolutamente rompedora: los luchadores eran actores digitalizados, su ambientación se inspiraba con descaro en el cine de artes marciales producido en Hollywood y Hong Kong y el grado de violencia en pantalla estaba a otra escala.

Mortal Kombat estaba destinado a hacer mucho ruido. ¡Y vaya si lo hizo! El panorama de los juegos de lucha y de la industria del videojuego no volvió a ser igual. Scorpion y Sub-Zero compartieron popularidad con Ryu y Chun Li, y en lo que respecta a la lucha arcade sentando nueva escuela sobre las bases impartidas por los World Warriors de Capcom.

Ahora bien, la violencia explícita del juego de Midway tuvo consecuencias que derivaron en la implementación del sistema de clasificación por edades actual. Porque, claro, ¿es que nadie va a pensar en los niños?

La buena noticia es que aquel impulso adicional de popularidad nacido de la polémica sumado a la soberbia experiencia a los controles convirtieron Mortal Kombat en algo más que un fenómeno aislado: el inicio de una saga con nada menos que once entregas numeradas y que no ha parado de mejorar en tres décadas. Colocándose siempre a la vanguardia del género y superando las expectativas de los fans.

 

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