Informe Especial| La historia de la Casa de Tucumán (videos)

Hablar del Norte del País, es sin duda hablar de Tucumán y su presencia fundamental en la Independía del país. No solo por las importantes batallas que en su suelo se libraron, sino porque además, fue sede de uno de los momentos culmines de la historia.

Es que aquel 9 de julio de 1816, quedaría pro siempre marcado en esta provincia, puesto que allí tuvo lugar, en la entonces casa de Francisca Bazán de Laguna, el famoso Congreso de Tucumán, que terminó con la firma de la Declaración de Independencia de la República Argentina.

En #CincoDias repasamos en exclusiva la famosa Casa y te contamos detalles de este emblemático edificio.

Primero remontemos a lo que nos cuenta el historiador Felipe Pigna, apra ponernos en contexto: “Se había elegido como sede del Congreso a la ciudad de Tucumán porque estaba ubicada en el centro del virreinato y porque las provincias se negaban a que Buenos Aires fuera otra vez la única protagonista de un hecho que las afectaba a todas”.

“Fray Cayetano Rodríguez le explicaba a un amigo los motivos de la elección de la sede: “Ahora encuentras mil escollos para que el Congreso sea en Tucumán. ¿Y dónde quieres que sea? ¿En Buenos Aires? ¿No sabes que todos se excusan de venir a un pueblo a quien miran como opresor de sus derechos y que aspira a subyugarlos? ¿No sabes que aquí las bayonetas imponen la ley y aterran hasta los pensamientos? ¿No sabes que el nombre porteño está odiado en las Provincias Unidas o desunidas del Río de la Plata?” describe.

En aquel entonces San Miguel de Tucumán era una pequeña ciudad de doce manzanas. Desde lejos podían verse las torres de las cuatro iglesias y del Cabildo.

“Los tucumanos, unos pocos miles por entonces, tenían una vida tranquila que se animaba al mediodía, cuando el centro se poblaba de carretas, vendedores ambulantes y gente que iba y venía entre las pulperías y las tiendas. No faltaba el azúcar para el mate ni tampoco algún cantor que animara a la gente con una zamba” narra Pigna.

“Por las noches había tertulias como en Buenos Aires, pero a las diez el toque de queda les recordaba a todos que estaban en zona de guerra y que había que refugiarse en las casas”.

La Historia de la Casa

La casona original fue construida durante la década de 1760 por el comerciante Diego Bazán y Figueroa, para ser otorgada como dote al matrimonio de su hija, Francisca Bazán, con el español Miguel Laguna. La pareja tuvo extensa descendencia y, durante algún tiempo, vivieron en el complejo más de quince personas.

Era una edificación de estilo señorial, con una entrada de tipo zaguán, rodeada por dos habitaciones que daban a un primer patio, contorneado de habitaciones por sus cuatro costados. A continuación se hallaban tres salones principales, luego un segundo patio, para seguir un tercer grupo de dependencias, destinadas al personal de servicio.

Fuera de las decoraciones aplicadas a paredes y aberturas, el edificio carecía de todo ornamento, con la única excepción de las molduras ubicadas a ambos lados de la puerta principal, representando columnas salomónicas.

Entre marzo de 1816 y enero del año siguiente, la casa fue asignada para las sesiones del Congreso de Tucumán. Para la mayor comodidad de las reuniones, se derribó una de las paredes interiores que dividían dos de las tres salas ubicadas entre el primer y segundo patio. Fue allí donde se firmó la solemne Declaración de Independencia de la Argentina, el 9 de julio de 1816.

A partir de entonces, la vía sobre la que se presenta su entrada principal cambió el nombre de Calle del Rey a Congreso, su denominación actual.

Decadencia y casi total demolición

Tras el traslado del Congreso a Buenos Aires, la casona se destinó a diversos usos y devuelta a sus propietarios durante la crisis conocida como la Anarquía del Año XX. Desde entonces, comenzó un proceso de deterioro y decadencia, hasta que, en 1874, fue definitivamente adquirida por el estado nacional, que la destinó a edificio de Correos, anexándole posteriormente el servicio de Telégrafo.

En 1903, el gobierno se vio obligado a demolerla casi por completo, edificando sobre la calle Congreso la sede de Correos de la Nación y del Juzgado Federal de Tucumán, de estilo renacentista y coronado con las imágenes de dos leones acostados.

La única parte salvada fue el Salón de la Jura de la Independencia que, al año siguiente y por orden del estado nacional, fue cubierto por un pabellón de ladrillos, con abundantes estructuras de hierro y vidrio, de estilo Art Nouveau.

La reconstrucción

En 1941, la Casa de la Independencia fue declarada Monumento Histórico Nacional. A partir de allí, una comisión especial ejecutó un proyecto para reconstruirla tal como era en los tiempos del Congreso de Tucumán. Una ley provincial aprobó esa obra, que se basó en las fotografías de Paganelli de 1869 y los planos levantados durante el proceso de su compra por el estado nacional.

Durante las excavaciones previas, se encontraron los cimientos de la edificación original, que facilitaron la tarea. Los trabajos finalizaron en 1943, e intentaron ajustarse al máximo a cada detalle del edificio original, utilizando incluso los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.

Otros hechos históricos

La casa fue elegida como sede de nuevos hechos trascendentales para la historia del país. Por ejemplo, el 9 de julio de 1947, el presidente Juan Domingo Perón declaró en este solar la Independencia Económica de la Argentina, con motivo de la cancelación total de la deuda externa del país.

También fue víctima de los tiempos oscuros de la Argentina, cuando en 1971 un grupo de cuatro guerrilleros de la agrupación Montoneros ocupó brevemente el edificio y dañó sus paredes interiores con pintura en aerosol

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *