Informe| «El Efecto Tinelli» ya comenzó a jugar sus cartas de cara a las Legislativas 2021

-Especial desde NCN (Noticias Congreso Nacional)

Esta semana arrancó por Canal Trece una nueva temporada de ShowMatcht, el programa que lidera Marcelo Tinelli desde hace ya más de tres décadas.  Podría ser una nota de color típica en cualquier portal de espectáculos  y nada más, si no fuera por el efecto que produce en el aspecto político.

Si bien el eje del programa dista mucho de lo que implica la política nacional, desde hace unos años, se tranformó en un interesante fenómeno. Tinelli pasó de ser un simple conductor para ser un empresario de medios con la capacidad de un alcance masivo para instalar agenda, el reconocido rol del gatekeeper que se encarga de fijar los temas principales en la opinión pública.

Juntó a este exponencial crecimiento, la interacción con la política tuvo su papel preponderante. Porque aunque algunos no lo digan abiertamente, lo que pasa en «lo de Tinelli», desvela a más de un candidato. Sobre todo en año electoral como el que transitamos. Pero repasemos la historia de como un programa de entrenamiento de TV, terminaría influyendo a la hora de elegir los destino de la patria.

No fue sino hasta 1995 cuando comenzó, lo que podemos llamar el “efecto Tinelli”. Por entonces y a pocas semanas de una nueva jornada cívica en nuestro país, el show (que ocupada el prime time de Telefe) fue el escenario elegido por el Carlos Saúl Menem para su cierre de campaña.

El riojano sabía de antemano que no existía otro lugar que le garantizase un alance masivo en horario central. La historia es conocida: Menem fue electo Presidente con un alto porcentual de votos, superando lo que marcaban las encuestas de la época. Adjudicarlo exclusivamente al rol que tuvo la participación en el programa es, quizás, realizar un análisis sesgado y escueto. Pero si es interesante marcar aquí el «nacimiento» de un poder que, en años posteriores, se potenciaría.

Porque acaso, la masividad que facilita el “efecto Tinelli”, es un poderío que puede enaltecer como también liquidar. Así quedaría evidenciado en el enardecido año 2000, cuando un tambaleante Fernando De la Rúa quiso emular la epopeya de su antecesor, presentándose en el Show de Videomatch.

El programa ya había adoptado el sketch humorístico que parodiaba a personajes de la política. Imitaciones, canciones de protestas camufladas, eran algunos de los ápices que se sumaban al espectáculo. La personificación del por entonces Presidente no escapa a la generales de la ley. En ese marco entonces, el “verdadero” de La Rúa, aceptó ir al «vivo».  La jugada salió mal.

Un grupo de manifestantes que reclamaban por los presos de La Tablada ingresaron al estudio e increparon al funcionario radical. El hecho que terminó de sepultar la imagen pública de un desgastado mandatario fue cuando las cámaras lo captaron confundiendo la salida. Salida que a los meses haría en helicóptero desde la Casa Rosada ante un estallido social, político y económico.

Con la llegada del kirchnerismo al poder, la relación entre Tinelli y la Casa Rosada tuvo altibajos.  No obstante, el show no se detuvo y las parodias a los políticos, mostrando (desde el humor) sus flaquezas, sus yerros, su doble vara discursiva, la incapacidad de resistir archivos, fue en ascenso.

En la entrada al nuevo mileño fue imposible disociar la influencia en la opinión pública por parte de los medios de comunicación. Tinelli lo supo antes que muchos.

Para 2009, el empresario y conductor, daría vida al escenario al producto que más “ruido” hizo en la política nacional: el temible “Gran Cuñado” (Una parodia al reality Gran Hermano pero con políticos).

Se gestaba el pico cúlmine, trascendental y de no retorno, que uniría la política con uno de los shows más visto de la televisión local.  En aquellas elecciones de medio término la puja estaba polarizada, y reconocía a Francisco De Narváez y Néstor Kirchner cómo lideres opuesto de la contienda.

Es recordada la interpretación que realizó Roberto Peña sobre el candidato opositor, que ganó popularidad y el latiguillo del personaje “votame, votate. Alica, alicate” se convirtió en una frase conocida por todos los argentinos.

Otro detalle que no se olvida fue la personificación de Néstor Kirchner se mostraba como una persona de constante agresividad, aún se recuerda aquel “Que te pasa Clarín, estás nervioso”, que el personaje repetía en forma constante.

El escrutinio final (el real) quedó para el candidato de Unión – Pro, por pocos puntos dejando un gobierno con minoría parlamentaria y en plena crisis con el campo. Otra vez Tinelli era determinante en la opinión pública previo a los comicios.

Con cintura política parecida a la Menem, Néstor, tardó pero se prestó “al juego” del oriundo de Bolívar. No llegó al escenario pero sí hizo mediante una participación telefónica, donde narraba que estaba en su despacho de la rosada “doblando las boletas”. Ese fue el acercamiento máximo entre Tinelli y el Kirchnerismo.

Tras una negociación importante, el conductor no realizó el “Gran Cuñado» en la temporada del 2011, pero sus «idas y vueltas» con el gobierno regresó en 2014, cuando no pudo acceder al control del Fútbol para Todos, por lo que atacó (desde su programa) al entonces jefe de Gabinete Jorge Capitanich. Siempre camuflado en el «humor».

Las elecciones del 2015 lo encontraron nuevamente en la escena, Tinelli fue el único que pudo juntar a los tres candidatos presidenciales con mejor performance en las PASO en un mismo programa el mismo día. Fue en el primero que realizó este año, al cual Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa fueron acompañados por sus esposas y se vieron cara a cara con sus imitadores.

En aquel certamen la gran atracción era la parodia exquisita que hizo Martín Bossi, de la por entonces primera mujer presidenta: Cristina Fernández de Kirchner.  Pero esta vez, la pulseada la ganaba la actual vice, quien nunca participó del show.  Para el seno del kirchnerismo duro es prestarse a un juego que no les sienta bien.  Entienden que es “banalizar” la política y llevarla al terreno de los años 90.

No obstante Tinelli prosiguió con su idea de “jugar a la política” y  este 2021, tras un año de ausencia por la pandemia, propone un nuevo round a través de “PolitiChef”, una reversión del “Gran Cuñado” pero basado en el reality de cocina de la competencia.

Alberto (Fernández), Cristina (Fernández), Máximo (Kirchner), Sergio (Massa), Mauricio (Macri), Patricia (Bullrich), Horacio (Larreta) y Diego (Santilli) son algunos de los que formarán parte de la reciente edición.  El tiempo (las urnas) serán los encargados de decidir si Tinelli, una vez más, mete su mano invisible en los destinos de la política o si, el “poder del pueblo” continúa descansando en la potestad de la racionalidad arbitraria de cada ciudadano.

El detalle de quienes resultaron ganadores del Sketch

En todas las ediciones que tuvo el ciclo de Tinelli, el único “ganador” oficialista (recordemos que teóricamente, a través de llamados telefónicos o mensajes de textos, es la gente quien escoge que política queda fuera del sketch) fue Adolfo Rodriguez Saá, en el 2002.

En 2001 la ganó Carlos “Chacho” Álvarez (que en la “vida real” había dejado la Alianza). Luego fue el turno de Aldo Rico en la segunda edición de ese año y en pleno auge del “que se vayan todos”.

Para 2005 le tocó a un “recién llegado” a la política,  Mauricio Macri. Situación parecida para el 2009 cuando, como se dijo antes, se consagró Francisco De Narváez.

En las ediciones sucesivas el ciclo decidió no terminar el “juego” y el resultado final quedó ayuno de un ganador.

 

Para NCN por Juan José Postararo

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