Informe| Vacunas contra la COVID-19: Debilidades y fortalezas de cada una

Sin dudas una de las más esperanzadoras noticias a mediados del 2020 fue la respuesta que la ciencia tuvo ante la posibilidad de una vacuna contra el COVID-19. La Aparicio de un serie de laboratorios presentando productos con un alto nivel de efectividad, en su mayoría con casi ningún efecto secundario preocupante y buena protección para personas mayores de 65 años y de diferentes razas y etnias, la llegada de una respuesta a la pandemia trajo alivio en el mundo en general.

Pero claro, conjunto a la ciencia apareció el mercado y los lobby empresariales iniciaron su partida, ayuna de compasión y recubierta de la frialdad de los dólares, introduciendo en la agenda mediática el amargo e inhumano debate de que vacuna “convenía”.

Para evitar suspicacia, erradicar y derribar mitos, en CincoDias realizamos un repaso por las principales opciones, para ver sus características y cuáles son los puntos fuertes de cada una de ellas.

BNT162 (Pfizer y BioNTech)

La vacuna BNT162 utiliza la tecnología conocida como ARN: es decir, contiene una pequeña secuencia genética creada en el laboratorio que «enseña» a las propias células del cuerpo humano a producir proteínas similares a SARS-CoV-2. A partir de ahí, el sistema inmunológico reconoce la amenaza y crea una respuesta que protege al cuerpo de futuras infecciones.

Presenta una eficacia de 95% y consta de 2 dosis.

Acaso su mayor inconveniente es la necesidad de mantener las dosis a una temperatura inferior a -70° C para evitar que la sustancia pierda su efecto. Esto puede convertirse en un obstáculo importante en regiones remotas o muy cálidas.

mRNA-1273 (Moderna)

Esta candidata también forma parte del grupo de vacunas basadas en ARN. El reciente anuncio de Moderna, por su parte, se basó en 95 participantes en ensayos clínicos diagnosticados con covid-19. Los resultados muestran que 90 de ellos eran del grupo placebo, lo que sugiere una tasa de efectividad del 94.1%.

Comparado con el competidor Pfizer y BioNTech, el producto de Moderna tiene la ventaja de almacenarse a menos de 20° C. Esta es una temperatura mucho más fácil de garantizar con los congeladores que tenemos actualmente.

AZD1222 (Universidad de Oxford y AstraZeneca)

También probada en Brasil, esta candidata pertenece al equipo de vacunas de vectores virales no replicantes.

Esto quiere decir que se construyó a partir de un adenovirus, un tipo de virus que no daña nuestra salud. En su interior, los científicos insertaron algunos genes de Sars-CoV-2 para provocar una reacción del sistema inmunológico.

A la vacuna le ha ido bien en ensayos clínicos: la información completa del estudio de Fase II se publicó el 19 de noviembre en The Lancet y confirmó que el inmunizador es seguro y no causa efectos secundarios graves, incluso en ancianos. Otro punto a destacar es que produce anticuerpos.

Esta vacuna demostró ser un 62% efectiva al combinar datos obtenidos de un régimen de dos dosis administradas.

Las fortalezas y debilidades de AZD1222 están en su originalidad: hasta el momento, no existe una vacuna aprobada que utilice este tipo de metodología. Por un lado, esto puede funcionar y revolucionar el conocimiento en el campo. Por otro, es necesario esperar pacientemente los resultados definitivos sobre la efectividad y seguridad del producto.

Otra ventaja de este compuesto es que puede guardarse a una temperatura de entre 2 y 8 °C, por lo cual puede distribuirse y preservarse con capacidades logísticas existentes.

CoronaVac (Sinopharm)

Esta vacuna china apuesta por la estrategia del virus inactivado. Los científicos utilizaron algún método, como calor o productos químicos, para desactivar el Sars-CoV-2 y que no cause infección ni se reproduzca dentro del cuerpo. Aun así, cuando se aplica en una vacuna, el virus es reconocido por el sistema inmunológico, creando una respuesta protectora.

El punto fuerte aquí es la fiabilidad. La ciencia ha estado trabajando con vacunas de virus inactivados durante casi siete décadas. Por eso ya sabemos muy bien cómo producirlas y los principales problemas que pueden aparecer por el camino.

La fabricación requiere un rigor extremadamente alto y una planta industrial muy bien equipada. La formulación tampoco rinde mucho en dosis por litro.

Cuenta con una efectividad de 79.34% y la refrigeración no parece ser un problema, ya que otras vacunas de virus inactivados pueden guardarse en un refrigerador convencional.

Otro punto positivo es el acuerdo entre Sinovac y el Instituto Butantan, en São Paulo, que debería facilitar el acceso a CoronaVac en Brasil y América Latina.

Sputnik V (Centro Gamalaya de Investigación en Epidemiología y Microbiología)

Durante mucho tiempo, la palabra que mejor definió a la vacuna Sputnik V fue misterio. Las primeras noticias de Rusia, donde se encuentra el Instituto de Investigación Gamalaya, decían que ya se encontraba en una etapa avanzada de investigación. Poco después, fue aprobada por el gobierno.

La vacuna se basa en el vector viral no replicante (del mismo tipo en la Universidad de Oxford / AstraZeneca) y se está probando en unos 40.000 voluntarios en países como Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y Bielorrusia.

Con base en uno de estos análisis preliminares, los investigadores de la Sputnik V anunciaron una efectividad del 91.4%.

Se especula que el inmunizador no requiere congelación, pero esa información aún no se ha confirmado, pudiendo conservar en una versión regular de freezer (-20°C)

JNJ-78436735 (Johnson & Johnson)

Basada en la tecnología del vector viral no replicante (el mismo utilizado por la Universidad de Oxford / AstraZeneca y la Sputnik V). La principal ventaja estaría en los números: parte de los estudios de Fase III evalúa una sola aplicación de la vacuna. Los otros competidores necesitan dos dosis para tener efecto. Si este esquema funciona, podría significar ahorros de miles de millones de dólares.

Por ahora está en proceso de publicación los resultados de las Fase I y II, y se desconocen todavía su efectividad.

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